domingo, 30 de noviembre de 2008

Miguel Menassa


La Patria del Poeta


Voluptuosa semilla aquí me planto
y creceré y, aquí, echaré raíces
y tendré brotes que a su vez,
tendrán otros brotes.
Decreto a la reseca meseta castellanala,
patria del poeta.
Arrancaré perfumes de tus rocas,
como flores de la estación del sur,
y alguien dirá:
antes de los colores del poeta,
vos, eras gris.
Y yo recordaré:
haberte pintado los labios con mi nombre.

Sobre el verde aroma del limón,
-caballo de los astros-
indio de luz,
cobre rasgado por el oxígeno vital,
mi poesía,
pulmón del universo.

Líquenes cenagosos
y alforjas repletas de manzanas,
detenidas en el tiempo del frescor.

Inmensidad, verde infinito,
sesgo del sol,
entre las cejas del profundo mar,
atlántico silvestre.


No véis que soy el que os saluda,
más allá de las más altas cumbres,
más allá de los oscuros cielos de Dios;
desde la profunda galaxia de lo verde.

Meteórica expansión del arco iris,
soy un color que ya no tiene,
el blanco de la pequeña pureza inmaculada,
ni el manto negro de la muerte desolada,
ni los ojos sangrantes del rubí.

Soy del celeste cosmos y del sol,
la conjunción marítima y alada.

Mi voz,
es el rasguido de la guitarra astral.
Mi canto,
es el sonido gutural del tiempo.
Canto y estallo cada vez,
y cada vez me desintegro.

Pierdo mi ser entre fragmentos
y en ese vacío de nada y dolor,
porque ya no seré,
recorro los espacios infinitos,
montado en verde luz,
pradera de los cielos
Pampa, tendida en las alturas.

Lucia Serrano

Nací muchas veces
a mi hijo Leandro

Ningún remedio sanará
a un débil corazón.
Mi amor,
alma de lobo,
malabarista exiliado,
jinete desobediente,
piedra preciosa.
Impredentes brillos
en los pasatiempos.
Hacedor de palabras,
nací muchas veces,
y desde entonces sueño.

Miguel Menassa



Soy el Cantor


Soy el cantor le dije sonriente,
no tengo nada que perder, sólo mi canto.
Así que usted y yo, podemos besarnos,
pisar fuerte la tierra, volar más alto.

Ya sé que no es decente, amar la vida tanto,
que no es honesto, sincero, quererla para mí.
Que el infinito fuego debe ser apagado.
Que el inquietante deseo, debe morir.

Sin embargo, usted y yo podríamos hundirnos
levemente en el abismo
llenar todo el abismo con mi canto.

Aunque en verdad nadie lo quiera,
vivir, vivir, podríamos mil años.
Yo sería el cantor y usted mi canto.

Decir del Master

"Soy lo que vuela,
encadenadme, y seré lo encadenado que vuela
matadme, y seré lo encadenado, muerto que vuela."

Miguel Oscar Menassa

Masterizando

"Cuando envejezca,
cuando mi piel se caiga porque soy incapaz de sostenerla,
mi palabra, levantará la voz:
Agonizando, el canto, se hace más fuerte que viviendo".

Miguel Oscar Menassa